viernes, septiembre 05, 2014

Defensa 889

César ya no me besa sin cesar
ni su mirada cruza la calle para buscarme
y la tristeza atropellada llovizna.
¡Demasiada ropa!
en la tarde de las hojas alimonadas.
Mi boca cuelga como la de un ahorcado
ausente del amor de otoño 
en su maqueta de isla de pascua
Un sofá nos vio nacer
Ahora soy una noche eterna
estoy encerrado sin su llave para dormir
exiliado de su pecho persa
no son los días los que borran los besos
las ausencias son, son las ausencias.
Mil caballos negros mataron
nuestro abrazo en San Telmo,
Y mi virginidad de manos por la calle
siempre será tuya. Di algo.
Será lo último que escuche
esta parte mía que empieza a morir
ya no seré el mismo.
Te vas a buscar el mundo
sin saber que el mundo era yo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ojalá vuelva César, y cesen las ausencias, te entregue las llaves para dormir, y cese tu noche eterna. Si veo a César le cuento que se confundió de mundo, que se vaya al suyo. Tú. Javier.